Por Eugenio Pérez Almarales
Si algo distingue al campesino cubano y a la mayoría de la gente de antaño que conozco es su manera afectuosa y cortés de tratar a las personas, sin que tales virtudes estén, necesariamente, ligadas a altos estudios.
La cortesía, urbanidad y el respeto a los demás son cuali-dades que dicen mucho de lo que cada cual lleva dentro, y no pueden faltar a quien pretenda considerarse culto.
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